17.12.2024 • 4 minutos
Para muchos estudiantes, estudiar equivale a asistir a clases y escuchar al profesor dar la clase. Sin embargo, aprender y adquirir realmente conocimientos y habilidades requiere mucho más que asistir a clase.
Estudios como el National Survey of Student Engagement (NSSE) en Estados Unidos han demostrado la importancia de la implicación y la participación de los estudiantes. Esta noción puede definirse por el estado en el que se encuentra el estudiante mientras aprende, tanto emocional como intelectualmente. Su compromiso también puede medirse por el esfuerzo que dedican al proceso de aprendizaje.
¿Cómo medir y, sobre todo, cómo animar a los alumnos a participar en las clases? Wooclap lo explica.
El compromiso o la implicación de los alumnos en clase se mide por su actividad y sus acciones reales: ¿son activos?, ¿completan las tareas requeridas?, ¿se implican emocionalmente en su trabajo?
SegúnJ .P. Connell, la implicación debe entenderse como el desencadenamiento de la acción por parte del alumno o estudiante, sus esfuerzos, su persistencia ante las tareas escolares, así como su estado emocional.
Los investigadores coinciden en este punto: es un compromiso intelectual, además de emocional y de comportamiento.
Del mismo modo, los investigadores coinciden en la importancia del compromiso del alumno en cualquier proceso de aprendizaje. De hecho, el éxito escolar y universitario depende de un aprendizaje activo y comprometido: un alumno implicado en las clases mantendrá su atención y, a la larga, retendrá mejor los conceptos estudiados.
Es más, la implicación activa ayuda a eliminar ciertos obstáculos para el éxito académico, como la determinación social. En su tesis, Emmanuel Bernet (Universidad de Montreal) nos lo recuerda:
"Un entorno escolar que fomente el compromiso puede, al parecer, minimizar el efecto negativo de las desventajas (...). De hecho, Fredricks, Blumenfeld & Paris (2004) indican que una buena calidad de la implicación escolar podría llegar a proteger a los alumnos del abandono escolar y ayudarles a experimentar menos inadaptación".
Al igual que ocurre con los alumnos de secundaria, crear un contexto que favorezca la implicación de los estudiantes universitarios es un factor clave para el éxito del aprendizaje.
Aunque la implicación de los alumnos es un reto importante en un momento en que se multiplican las fuentes de distracción y pérdida de atención (redes sociales, noticias 24 horas al día, presencia excesiva de medios de comunicación y pantallas, etc.), los profesores deben ser capaces de medirlo.
Como señala la Universidad de Colorado, el compromiso de los estudiantes no se limita a asistir a clase y responder a las preguntas. Para medirlo, debemos ser conscientes de los tres tipos de compromiso: intelectual, emocional y comportamental:
Si considera la posibilidad de encontrar nuevas estrategias para que los alumnos de universidad se impliquen, primero pregúntese cuáles son los puntos de bloqueo en los que desea trabajar: ¿los alumnos no participan lo suficientemente activamente en la sesión oral? ¿Hay poca asistencia a las clases? ¿Se muestran reacios a realizar los ejercicios solicitados?
Una vez que haya identificado el punto débil, estará en mejores condiciones de encontrar la técnica más adecuada para mejorar la implicación de los alumnos (entre ellos, con el profesor, etc.). Wooclap le explica a continuación algunas ideas.
Para facilitar el compromiso emocional de los alumnos, es necesario un ambiente agradable en el aula. Establezca un clima de confianza desde el principio del curso, presentándose como una persona en la que sus alumnos verán un aliado.
Además, es fundamental dejar que los alumnos hablen, y restar importancia a los errores, para que puedan aprovechar al máximo la oportunidad de hacerlo. La Universidad de Stanford recomienda reconocer el miedo al fracaso de los alumnos para erradicarlo con mayor eficacia. Esto puede ser tan sencillo como lanzar una pregunta para romper el hielo a principio de curso y hacer que hablen.
Valorar la interacción entre compañeros contribuye a crear una comunidad de aprendizaje que anima a los alumnos a implicarse. Ya no ven al profesor como único poseedor de conocimientos, sino que se implican en los intercambios con los compañeros.
No dude en organizar actividades en parejas o grupos: cada uno puede asumir un papel que le implique intelectualmente. El modelo “Think-Pair-Share” es un buen ejemplo de ello (a un periodo de reflexión individual le sigue un debate en parejas y, a continuación, una presentación al grupo).
Dado que la implicación puede ser cognitiva, emocional y comportamental, la participación de los alumnos puede manifestarse de distintas maneras. Para garantizar que todo el mundo esté contento, varíe las actividades y estilo de las clases para que los alumnos se impliquen, sea cual sea su personalidad.
Mientras que las sesiones de lluvia de ideas o de debate implican a los alumnos en su comportamiento, la práctica del “ticket de salida” es una buena forma de implicarlos emocionalmente.
Al final de la clase, pida a los alumnos que respondan a tres preguntas y dejen sus respuestas en un papel al salir:
Trabajo en grupo, trabajo en parejas, encuesta y lluvia de ideas: todas estas prácticas son esenciales para fomentar el compromiso de los estudiantes. ¡Y hay herramientas para ello! Estas herramientas digitales nos ayudan a desarrollar fácilmente la participación y la interacción en el aula.
Con la herramienta de presentación interactiva Wooclap, puede crear una sesión de lluvia de ideas en grupo, un Cuestionario interactivo o una encuesta en unos pocos clics. Los alumnos responden en sus ordenadores o smartphones, en directo o en casa, y el profesor puede proyectar las respuestas para debatirlas después. Es una forma sencilla de Integrar la interacción y la creatividad en clase.
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