22.09.2021 • 4 minutos
La universidad es para muchos la mejor etapa de la vida. Sin embargo, si hoy en día preguntamos a las nuevas generaciones, su respuesta seguramente sea otra.
La facultad, las clases magistrales en grandes aularios, las divertidas charlas de después en la cafetería… La pandemia del COVID-19 ha supuesto un paréntesis en uno de los mayores atractivos de la experiencia universitaria: la presencialidad.
Por suerte, con la llegada de las vacunas, la progresiva desescalada y la integración de modelos de enseñanza seguros para docentes y estudiantes, todo está a punto de cambiar para los Quaranteens. La vuelta a las aulas en 2021 es por fin una realidad.
Para estar listos ante este nuevo comienzo, en este artículo desvelaremos los principales retos de los profesores para lidiar con alumnos que nunca han visto la universidad en persona y daremos las claves para que su transición hacia la presencialidad sea lo más fluida posible.
¡Comenzamos!
En un periodo que normalmente hubiera estado repleto de celebraciones, la promoción del 2020 se despidió de forma anticlimática desde sus dormitorios. Así, estudiantes de todo el mundo terminaron el año sintiéndose atrapados, desorientados, perdidos...
Por ello, normalizar y validar todas las emociones, tanto positivas como negativas, que pueden tener los estudiantes por volver a clase es una prioridad y conversar sobre sus inquietudes frente esta nueva situación casi una obligación.
El diálogo abierto es el primer paso para encontrar las herramientas adecuadas que permitan resolver sus problemas de manera lógica y creativa, mejorando el rendimiento de la clase y haciéndola más humana. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
Ejemplo Wooclap: pregunta abierta para romper el hielo y animar a los estudiantes a compartir de forma anónima sus sensaciones.
Antes de que los estudiantes conecten con el contenido de la clase, es importante que conecten con la persona que se lo cuenta.
Ahora más que nunca, el “tú a tú” sin pantallas de por medio es un arma poderosa para fortalecer el vínculo profesor-alumno y permitir que el trato sea más cercano e inmediato (¡pero siempre manteniendo la distancia de seguridad!).
De esta forma, al establecer una relación más estrecha con los estudiantes, conociéndolos y permitiendo que ellos le conozcan, el profesor estará mejor preparado para aplicar el contenido de la clase a sus vidas y hacer que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea mucho más ameno y divertido.
Porque, como decía el poeta Alfred Mercier: “Lo que aprendemos con alegría nunca se olvida”.
Ejemplo Wooclap: el profesor utiliza la popular figura del youtuber para hablar sobre la revolución de los medios de comunicación y captar la atención del público.
Después de tanto tiempo, es posible que los alumnos estén preocupados por la impresión que causarán en sus profesores, y a menudo esta incertidumbre les hace dudar a la hora de hablar en clase. Esta autocensura, sumada al esfuerzo de volver a la vida presencial, supone un obstáculo para el aprendizaje colectivo y el intercambio de ideas.
Para combatirlo, el profesor debe crear un clima seguro y accesible en el aula en el que los alumnos sepan que está bien hablar así como hacer que la participación sea un requisito desde el principio. Estas son algunas formas de conseguirlo:
Captar la atención de los alumnos es uno de los mayores retos para casi todos los profesores del mundo. Pero con esfuerzo y aplicando las estrategias adecuadas, ¡no hay excusas!
Teniendo en cuenta que los estudiantes tendrán que concentrarse más en un entorno menos cómodo, acostumbrarlos a que las actividades de clase sean variadas y dinámicas es la mejor solución. Por tanto, conviene evitar clases largas basadas en la escucha pasiva en el aula. En su lugar y poniendo en práctica los apartados anteriores, estas son algunas formas de interrumpir las clases cambiando el tema o el modo de enseñanza:
Si algo nos ha enseñado la pandemia, es que somos capaces de adaptarnos a lo que venga por muy rápido o desorientador que sea el proceso. De modo que, ya sea a distancia o en persona, la conexión entre profesor y estudiante siempre encontrará la manera de estar ahí para velar por un correcto aprendizaje y satisfacer las necesidades de sus alumnos.
Con la ayuda de herramientas como Wooclap y el uso de metodologías más dinámicas y centradas en el alumno, ya es posible despertar la curiosidad de los alumnos para que participen y se adapten a las clases, por lo que la forma de enseñar no cambia necesariamente, pero la manera de acercarse a los alumnos sí lo hace. Y de la mejor forma. Compruébelo el primer día.
¡Suerte y a por todas!
Autor
El equipo Wooclap
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