03.01.2025 • 3 minutos
En el ámbito de la educación es ya un tópico que no se puede implicar a los alumnos en el aprendizaje enseñándoles de arriba abajo y de forma unilateral. La imagen del profesor predicando su lección desde detrás de su pupitre ya ha pasado de moda: en los últimos años, la investigación se ha centrado en cómo implicar a los alumnos para promover su aprendizaje (por ejemplo, Himmele & Himmele, 2011).
Sin embargo, con todos los nuevos tipos de distracciones, la atención de niños, adolescentes y jóvenes adultos es cada vez más difícil de adquirir... y de mantener. Afortunadamente, existen algunas estrategias de eficacia probada: ¡descubra cómo implicar a los alumnos, para que la enseñanza sea dinámica y eficaz!
En las clases o en la escuela, que la clase se implique es un requisito previo para que los alumnos aprendan de verdad. Es lo que la investigación ha denominado aprendizaje activo, es decir, el hecho de que los alumnos sean actores (y no espectadores) de su propia instrucción. Para conseguirlo, la implicación y el compromiso son esenciales, tanto en clase como cuando trabajan en casa.
Hay cinco formas de implicación: física, emocional, comportamental, intelectual y social. Es comprensible que, en una clase, el profesor rara vez utilice todas estas formas de compromiso. Pero si quiere que el aprendizaje sea más dinámico, hay estrategias que puede utilizar.
Veámoslas a continuación, con algunos ejemplos, para saber cómo ponerlas en práctica. ¿Buscas actividades para implicar a los alumnos universitarios? Estas se adaptan a todos los niveles.
Crear un clima de confianza en el aula es esencial para fomentar la participación social de los alumnos. Además de dedicar tiempo a conocerse al principio del curso, puede (y debe) establecer normas desde el principio. Estas establecerán el marco de la clase y tranquilizarán a los alumnos, que trabajarán en un entorno familiar.
Los rituales y la repetición tranquilizan a los alumnos (pequeños y mayores) y les ayudan a sentirse cómodos. Un buen comienzo para aprender con confianza.
Actividad: El ritual al comienzo de la lección
Establezca un ritual para el comienzo de la clase: esta práctica repetitiva hará que los alumnos se acostumbren. Saber cómo y cuándo empieza la clase les dará confianza.
Este ritual puede ser simplemente una pregunta o una actividad ice breaker, o una cita que les invite a reflexionar. Deles 3 minutos para la reflexión individual, antes de dedicar 7 minutos a la exposición, en parejas o en clase. Mejor aún si la cita introduce el tema de la lección del día.
Truco: con la herramienta colaborativa Wooclap, puede publicar la pregunta que servirá para romper el hielo y hacer que los alumnos respondan individualmente en sus ordenadores o smartphones. Es una forma estupenda de hacer que el momento sea interactivo y, a la vez, de ahorrar tiempo.
Todos los profesores saben que el ritmo de una clase es la clave para mantener a los alumnos atentos y comprometidos, sea cual sea el estilo de aprendizaje. Varíe las actividades (reflexión individual, redacción, presentación oral, etc.) y los formatos... ¡e incluya descansos!
Actividad: Pausa de estiramiento
En esta fase, puede recurrir a la implicación física de los alumnos. Durante una larga sesión de clase, no dudes en incluir pausas en las que los alumnos puedan moverse: así se activan físicamente de nuevo, ¡y es muy bueno para la concentración posterior!
Puede pedirles que se pongan de pie formando un círculo y hagan algunos ejercicios de estiramiento, antes de tomarse 5 minutos para moverse, pueden hablar con tal o tal compañero y y luego volver a sus asientos.
Del mismo modo, el movimiento puede ser muy útil para aprender: si los alumnos no pueden estarse quietos, ¡hágalos moverse! Puede encontrar formas de trabajar eficazmente haciéndoles participar físicamente.
Actividad: Los dos círculos
Coloque a los alumnos en dos círculos, uno dentro del otro. Los alumnos del círculo interior se giran para mirar a un alumno del círculo exterior. Se les pide que discutan una cuestión durante un tiempo determinado.
Al final del tiempo asignado, los alumnos del círculo interior se mueven dos lugares a la derecha para quedarse frente a nuevas personas. Se vuelve a poner en marcha el cronómetro y reanudar así el debate con nuevas perspectivas.
Para implicar a los alumnos, mostrarles que tienen un papel que desempeñar o responsabilidades es una estrategia de enseñanza de eficacia probada. Hace que el trabajo en grupo sea más dinámico, ya que cada alumno es consciente de que tiene una tarea que cumplir.
Actividad: Trabajo en grupo
A partir de un texto, un proyecto o una ecuación importante que hay que resolver, ponga a los alumnos en pequeños grupos de unas 4-5 personas. Se les da un tiempo determinado para realizar la tarea y cada uno tiene un papel que desempeñar:
Truco: Wooclap, ****con sus presentaciones interactivas, puede ayudarle a mostrar el tema del trabajo en grupo en el aula, incluyendo un temporizador de cuenta atrás para que todos sepan cuánto tiempo queda. No dude en trabajar con herramientas interactivas y conseguir así una clase más implicada.
Ya lo hemos dicho: la clase magistral ha pasado a la historia. Para captar la atención de todos los alumnos, los profesores tienen que desempeñar el rol de guías. Aunque son ellos quienes poseen los conocimientos, no deben tener miedo a solicitar al grupo y hacer que los alumnos trabajen juntos. La voz de sus compañeros es importante para los alumnos, y con una clase colaborativa se consiguen a menudo resultados mucho mejores.
Varíe los formatos y no dude en hacer que los alumnos trabajen en parejas, tríos o grupos. Por supuesto, ¡tendrá que guiarles! La tarjeta de rebote es una buena técnica para ello.
Actividad: La tarjeta de rebote
Los alumnos se ponen en parejas y hablan sobre una pregunta o un tema. A continuación, tras un intercambio inicial, se distribuyen las tarjetas de rebote: estas les invitan a profundizar en el tema, con instrucciones como “Justifica lo que has dicho antes” o “Parafrasea lo que ha explicado tu compañero”, o “¿Estás de acuerdo con tu compañero? ¿Por qué sí o por qué no?”.
Esto obliga a los alumnos a pensar más, a volver a explicar y ampliar sus ideas. A continuación, coja la tarjeta de rebote, deles otras y páselas por la clase. Es una actividad dinámica y creativa para la clase.
Autor
El equipo Wooclap
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