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Aprendizaje activo: qué es y por qué hacerlo

Educación

Aprendizaje activo: qué es y por qué hacerlo

05.05.2022 • 4 minutos

Aprendizaje activo: qué es y por qué hacerlo

Participar activamente en el aprendizaje en lugar de escuchar al profesor con pasividad: este es el principio de un aprendizaje activo que se ha ido imponiendo en el contexto educativo actual. Desde la escuela primaria hasta la educación superior, el objetivo de esta metodología es permitir que los estudiantes no solo adquieran conocimientos, sino también habilidades que les ayuden a desarrollarse como personas y como profesionales en el siglo XXI.

En general, los métodos de enseñanza activa se basan en el learning by doing. De esta forma, se puede poner en práctica lo aprendido y el alumnado se implica más en el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, realizando trabajos en grupos, llevando a cabo una exposición o incluso participando en un debate.

Pero, ¿qué tiene esto de nuevo? “¡Nada!” responderá la mayoría de profesores, ya que dan por hecho que un estudiante entiende y retiene mejor algo si lo hace directamente. Entonces, ¿por qué se ha hablado tanto de pedagogía activa en los últimos años? En parte, porque la tecnología ha mejorado estas antiguas prácticas, y ha hecho posible una mayor interactividad.

El estudiante en el centro de todo

Ya sea respondiendo a preguntas en directo desde clase, viendo un vídeo en YouTube desde casa, haciendo un proyecto en grupos por Internet o incluso participando en directo a través de redes sociales, existen diversas actividades que permiten situar al alumnado en el centro de su aprendizaje.

La flipped classroom o clase invertida es una de las prácticas más emblemáticas en este sentido. El principio es hacer que los estudiantes trabajen en casa para dedicar el tiempo de clase a resolver dudas y a explicar más en profundidad. Del mismo modo, también dejan tiempo para hacer ejercicios prácticos o de rol.

Esta forma de aprender se resume en la idea de que la enseñanza se realiza a distancia y el aprendizaje de manera presencial. O, como dice Marcel Lebrun, profesor de Tecnología Educativa en la Universidad Católica de Lovaina: “Lecciones en casa, deberes en clase".

Una fórmula que, pese a su simpleza, es bastante clara.

A Marcel Lebrun también le gusta contar que de niño tuvo un profesor que hacía clases invertidas: no se trataba de ver un vídeo o un tutorial en casa, sino simplemente de leer un texto, sobre el que luego el profesor hacía preguntas en clase. Prueba de que las nuevas tecnologías no son indispensables para la enseñanza activa.

El impulso de lo digital

Aún así, no se puede negar que las tecnologías han acelerado la popularidad de una enseñanza más activa. No solo porque las herramientas de las que dispone el profesorado ya no se limitan a libros, sino también porque la tecnología ha introducido un componente lúdico que no debe pasarse por alto. Hacer clic en un smartphone o votar en una urna electrónica es mucho más atractivo y fomenta más la participación que si hubiera que levantar la mano para responder. Esto es especialmente cierto para los nativos digitales, así como para aquellas personas que no se atreven a hablar en público.

Este tipo de herramientas también ayuda al docente a captar la atención del público. Sin embargo, es el docente quien docente debe decidir si simplemente quiere comprobar que los estudiantes han entendido algo o prefiere implicarlos más personalmente. Por ejemplo, votando el adjetivo que creen que describe mejor un personaje de una novela, o estimando el número de especies animales en peligro de extinción. Al hacerlo, el docente despierta la curiosidad de sus estudiantes, les permite ver si los demás comparten su opinión y puede mantenerlos en vilo, ya que todo el mundo quiere saber si tenía razón.

Estos ejemplos demuestran que las herramientas no lo son todo, ni mucho menos. Lo más importante es cómo se utilizan, es decir, la metodología que escoge el profesor: aunque puede ser un medio eficaz para dinamizar la enseñanza y hacer más activo el aprendizaje, la tecnología no puede ser un fin en sí misma.

Autor

Wooclap

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