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Grupos grandes, pequeños, medianos...

En su charla TEDx, el investigador y profesor de Pedagogía Jean-François Parmentier recuerda que la ley francesa solo reconoce dos formatos de enseñanza a nivel universitario: clases magistrales y tutorías. El primero puede pagarse hasta un 50% mejor que el segundo, lo cual muestra la importancia que puede llegar a tener actualmente. 

Resulta tentador pensar que basta con eliminar la clase magistral para librarse de todo lo malo que puede tener: una transmisión de conocimientos unidireccional y una postura pasiva por parte del alumnado. En este sentido, la creciente masificación de la enseñanza superior actual no ha ayudado en absoluto.

Sin embargo, más allá de tomar una solución radical, el profesorado se plantea ahora cuestiones más prácticas: ¿cómo puedo adaptar mis objetivos pedagógicos a los diferentes formatos de enseñanza? ¿Y cómo logro que los estudiantes participen sin importar el tamaño del grupo?

Grupos grandes, pequeños y medianos... Veamos algunos trucos para hacer que el tamaño sea lo de menos.

¿No hay ningún método milagroso?

Existen múltiples tamaños de clases y formatos de enseñanza en todo el mundo. Desde las famosas tutorials de 2-3 estudiantes en la Universidad de Oxford, pasando por clases invertidas de 20 estudiantes en la École des Ponts ParisTech, hasta llegar a un aula magna de 400 estudiantes en la Universidad de Harvard. 

Esta variedad, junto con la hibridación, indica que no existe un solo tamaño o formato de enseñanza que sea la panacea.

Lógicamente, la interacción entre docente y estudiantes no será la misma en una clase de 10 que en una de 200. Pero... ¿significa esto que los objetivos educativos deben estar determinados por el tamaño del grupo?

Objetivos educativos comunes

No necesariamente. Es cierto que hay ciertos ingredientes que van bien con casi cualquier receta pedagógica. En 1989, el psicólogo John B. Biggs presentó 4 objetivos fundamentales para retener información a largo plazo, sin importar el tamaño del grupo o el formato de la clase:

1. Motivación por el contexto: el alumnado debe saber cuáles son los objetivos de aprendizaje y sentir que los medios para alcanzarlos son los apropiados. Es decir, hay que tomar el control de la clase.

2. Una base sólida de conocimientos previos: todo nuevo aprendizaje debe apoyarse en información anterior con la que asociarlo. Los planes de estudios deben tener una estructura clara y explicar la conexión entre cada parte.

3. Aprendizaje activo: el alumnado debe adoptar una actitud activa, ya que el aprendizaje profundo está asociado a la acción y no a la recepción pasiva de información.

4. Interacción: cuando los estudiantes interactúan entre sí, tienen que explicar sus ideas, lo cual mejora su comprensión.

Diversas maneras de conseguirlo

Mientras que los dos primeros objetivos están en manos de docentes y centros, la forma de alcanzar los dos últimos objetivos ha evolucionado.

En primer lugar, con la aparición de nuevos métodos. Por ejemplo, el aprendizaje entre pares desarrollado por Eric Mazur mientras era profesor de Física en Harvard.

Seguido del uso de nuevas herramientas. Con Wooclap, el alumnado presta atención sin importar la modalidad: tanto en grupos grandes como en pequeños, en presencial o a distancia… 

Autor

Sylvain Bitton

Sylvain Bitton

Content Marketing Manager @Wooclap. Utilizar las palabras y las imágenes como hechizos para echizar la educación, esa es la misión que me impulsa cada día. ¡Para todos los magos del aprendizaje!

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