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“Con interacción, el estudiante trabaja muy bien"

Emilio Sanz es profesor en la Universidad de La Laguna, en Canarias, España. En diciembre de 2021, recibió el Premio Hélice de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) a la Calidad Académica, un galardón que reconoce su excelencia académica, investigadora, de gestión y de repercusión social, a lo largo de casi 40 años de carrera docente.

Con su experiencia como profesor en la Facultad de Medicina, Emilio Sanz nos comparte su método de enseñanza, sus opiniones sobre el actual sistema de educación y la forma en que utiliza Wooclap con sus estudiantes.

¿Cuántos años lleva enseñando y dónde?

Emilio Sanz (E-S): Tengo 64 años y comencé a impartir clases como profesor desde el año 1982, mucho antes de que nacieras (dice mientras se ríe). He dado clase en muchos tipos de docencia, lo cual me ha llevado a usar programas de interacción con alumnos desde hace 12 años. Y últimamente los utilizo especialmente para una asignatura de clase invertida (flipped classroom) desde hace cuatro o cinco años. Doy clase en la Universidad de La Laguna, una institución de más de 23 mil alumnos. De ellos, en la Facultad de Medicina contamos con aproximadamente mil estudiantes. Ahora mismo hay dos asignaturas de Medicina, una es Aparato Digestivo y la otra Farmacología Clínica, donde usamos el método de docencia de clase invertida.

¿Cómo funciona este método de docencia clase invertida?

(E-S): Los alumnos ven los videos, con contenidos teóricos, antes de la clase y durante las sesiones en el aula se desarrolla una interacción intensa con los alumnos a través de casos clínicos y discusiones. No se añade más contenido teórico. En los cursos de Aparato Digestivo y Farmacología Clínica utilizamos Wooclap todos los días como instrumento para facilitar la discusión, interacción y trabajo para estos casos.

¿Cómo descubrió Wooclap?

(E-S): Estoy constantemente explorando nuevas alternativas docentes. Diría que fue explorando en las redes y a través de recomendaciones de otros profesores que ya lo utilizaban. Wooclap es ahora la herramienta que recomiendo, cuando es el caso.

¿Por qué decidió integrar una herramienta interactiva en su método de enseñanza?

(E-S): Ya había usado otras herramientas y esta fue la que me pareció más adecuada y me ofrecía más funcionalidades con respecto a otras. Wooclap ofrece muchas posibilidades de interacción: preguntas clásicas, nubes de palabras, posicionamiento en gráficos, interrelaciones de conceptos. Especialmente relevante es la comparación entre los resultados de los estudiantes ante la primera y la segunda repetición de una pregunta. Cuando un concepto es poco claro, porque menos del 70% no responden correctamente, incentivar la discusión entre ellos para llegar a un “aprendizaje cooperativo” hace que habitualmente los conceptos, o los posibles errores, los resuelvan entre ellos. Si entonces se repite la pregunta, el porcentaje de respuestas correctas suele ser mucho mayor. Y Wooclap permite realizar este proceso muy fácilmente y ver los resultados y sus cambios de una forma gráfica y motivante. Las otras herramientas similares suelen ser un poco más planas.

¿Wooclap resolvió algún problema que tenía previamente con sus alumnos?

(E-S): Hace más de 10 años nos planteamos comprar “cliquers”, aparatos físicos, para que los alumnos pudieran responder, aunque la respuesta que de ellos se obtenía solo solía ser “sí” o “no”. La idea inicial era comprar uno por cada uno de los 150 alumnos que ingresaban en el primer curso y utilizarlos habitualmente en clase. En realidad, nunca se llegó a implantar por tres razones: el coste, la dificultad logística y el poco interés de una buena parte del profesorado. La mayor parte de los profesores siguen dando clases magistrales, donde esperan hasta el final de la clase para recibir cualquier pregunta. Esto acaba con cualquier intento de interacción con el alumno. Ahora la situación ha cambiado drásticamente las dos primeras dificultades para la interacción: el coste y la logística. Las herramientas de interacción, como Wooclap, son muy asequibles, y todos los estudiantes tienen un móvil, tablet o portátil. Ahora falta extender la cultura de la participación, de la discusión de casos clínicos y de la clase invertida. Afortunadamente hay un grupo de profesores que usan la clase invertida: en la clase invertida no das clase, sino que discutes casos.

¿A qué se debe que varios profesores prefieran mantenerse con una clase tradicional?

(E-S): Mis clases podrían estar preparadas desde hace cuarenta años. Actualizar una clase magistral es fácil: actualizar algún dato, repasar alguna cosa que haya quedado anticuada, hacer un par de diapositivas nuevas. Esto puede llevar 30 minutos o una hora como mucho. En estas condiciones la carga docente se aminora: Las clases magistrales correspondientes, un examen tipo test de un banco de preguntas y la corrección automática por un programa. El cambio a metodologías interactivas y clase invertida lleva mucho más esfuerzo; hay que organizar la estructura del video, grabarlo y editarlo, organizar la plataforma donde puedan verlo y controlar su visualización y las preguntas incrustadas. Y además hay que preparar los casos clínicos y de discusión, y controlar el desarrollo de esas sesiones/clases. Y evaluar de una forma consecuente. La dedicación y esfuerzo y el desarrollo de actitudes y aptitudes docentes es mucho mayor. La diferencia es que con esto hay un nivel de excelencia académica, y con la clase habitual se tiende a la rutina.

A propósito de la excelencia académica, usted recibió el año pasado el premio Hélice ANECA a la excelencia Académica. Háblenos de este premio.

(E-S): Es un premio que reconoce la excelencia académica de forma global en todos sus aspectos: Docente, Investigadora, de Gestión Universitaria y de implicación social. Cada universidad presenta dos candidatos: una profesora y un profesor. De entre los más de 60 candidatos de instituciones académicas de Educación Superior, el Comité de la ANECA selecciona la mejor profesora y el mejor profesor, teniendo en cuenta todos los aspectos mencionados. Este año pasado, 2021, fue la primera edición, y estoy muy orgulloso de haberlo recibido, junto con la profesora Pilar Flores Cubos de la Universidad de Almería.

Dado que ya lleva varios años utilizando Wooclap, seguramente usted ha pasado por los problemas de la pandemia. Díganos, ¿usted ha usado la herramienta en presencial, remoto e híbrido?

(E-S): Ya había utilizado Wooclap antes de la pandemia de COVID-19. En el año 2020, mi curso comenzó cuatro días después del inicio del confinamiento. No dio tiempo a preparar ningún plan de contingencia. Sin embargo, como la asignatura ya estaba organizada con el sistema de clase invertida, mi docencia prácticamente no se modificó. Los alumnos tenían los videos de contenidos teóricos disponibles para verlos desde su casa. La clase presencial se realizó por videoconferencia, con el sistema de la universidad, y utilizamos Wooclap de la misma manera que en la clase presencial. De hecho, el uso de esta herramienta y hacer el seguimiento de las respuestas en tiempo real y compartido por todos aseguraba una interacción real con los estudiantes, que es todavía más difícil y relevante, en una clase on-line que en una clase presencial. En el año 2021, la mitad de la clase podía asistir de forma presencial y la otra de manera online, e hicimos lo mismo. Este curso, ya hemos vuelto totalmente a la asistencia presencial y trabajamos de la misma manera. De todas formas, tengo alumnos en Erasmus que asistían a clase desde Francia o Italia y todos participan con Wooclap.

Con los altavoces que hay en la clase, los alumnos que estaban en el extranjero han participado como uno más y se ha producido una integración bastante completa de los alumnos en clase y fuera y con el profesor. De esta forma Wooclap añade un gran valor, porque permite obtener lo mejor de los estudiantes a distancia y ayuda a reforzar la cohesión del grupo, porque se sienten integrados conmigo y con sus compañeros de clase que están en España.

¿De qué otra forma ha utilizado las preguntas de Wooclap?

(E-S): Una de las funcionalidades más interesantes de Wooclap es la posibilidad de repetir la pregunta y la comparación entre las dos tandas de respuesta. En la sesión de discusión y casos clínicos, en primer lugar se pide a los alumnos que respondan individualmente. Cuando el número de respuestas correctas no es suficientemente alto (<70-80%), usamos la función de Wooclap de repetir la pregunta otra vez. Antes de responder se les pide que discutan las opciones entre ellos; esto favorece un tipo de aprendizaje cooperativo. Y, normalmente, la tasa de respuestas correctas aumenta bastante en esta segunda ronda. Con Wooclap puedes ver una comparación inmediata y reforzar así el conocimiento.

¿Desde su punto de vista cómo han cambiado los alumnos los últimos años?

(E-S): El sistema de selección en España hace que las personas que entran sean muy valiosas, pero también “selecciona” estudiantes perfeccionistas y con un cierto nivel de “neurosis” y obsesión. En general les cuesta controlar la incertidumbre o la adversidad. Suele ser gente muy preparada, pero con bastante inseguridad. Por esto es necesario estimularlos, porque si lo haces, trabajan muy bien. De ahí la importancia de la interacción.

¿Puede darnos un ejemplo sobre la estimulación de la que habla?

(E-S): En cualquier asignatura de cuarto o quinto de medicina pueden asistir solo 10 o 15 alumnos a clase, porque no es obligatorio. En Aparato Digestivo y Farmacología Clínica, donde usamos el sistema de clase invertida y Wooclap, tenemos en clase entre 90 y 110 alumnos todos los días. Es verdad que, aunque la “bonificación” extra por acudir a las clases es muy reducida (1 punto sobre 10), pienso que la asistencia masiva se debe a que las sesiones de casos clínicos y discusión les resultan útiles a interesantes, y también porque sin ese punto extra, ¡es más difícil alcanzar la calificación de sobresaliente!

¿En España se castiga la participación de los alumnos?

(E-S): No se castiga, pero no se favorece, porque el profesor mete toda la información que puede en 50 o 60 minutos y no le da tiempo, habitualmente, para preguntas al final. Cuando se trabaja en grupos pequeños, por supuesto que es más sencillo favorecer la participación.

¿Qué características deberían tener los profesores en la actualidad?

(E-S): Cambiar los contenidos fomentando una mayor capacidad de análisis y de discusión. Seleccionar e incidir en la fundamentación de los conocimientos esenciales de cada área, los aspectos que sabemos que es más difícil que cambien. Hay que reducir contenidos para concentrarse en el núcleo de cada especialidad. De hecho, los conocimientos específicos son cada vez menos relevantes, porque son muy cambiantes, y están fácilmente accesibles; es más importante sentar las bases sólidas de cada materia. Para eso hace falta tener claro cuáles son las competencias que el estudiante debe tener: conocimientos y habilidades clínicas, diagnósticas y terapéuticas. Esto implica un gran cambio docente. Hay un refrán español que dice que un profesor novel explica “lo que no sabe”, un profesor con muchos años de experiencia explica “todo lo que sabe” y un profesor auténtico, maduro y serio explica “solo lo que el alumno debe saber”.

Autor

Christian Muñoz

Christian Muñoz

Gran amante de todo lo que implique aprendizaje. Siempre aprendiendo ya sea de tecnología, literatura o idiomas.

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